Al salir en defensa del policía que asesinó a Sergio Adrián Hernández, joven mexicano de 14 años, quien supuestamente arrojó piedras al uniformado, el pasado lunes en un puente limítrofe entre El Paso, Texas, y Ciudad Juárez, Chihuahua, la Border Patrol aseguró que “ninguno de sus agentes quiere disparar a otro ser humano”, pero si se enfrentan a una fuerza mortal, ellos van a responder de la misma forma.
“Si bien la pérdida de la vida de este adolescente es lamentable, se debe únicamente a su decisión de levantar una piedra y asaltar a un agente de la Patrulla Fronteriza”, señaló en un comunicado el sindicato nacional de esa corporación, que agrupa a 17 mil de los 20 mil agentes de la Border Patrol.
La víspera, el gobierno mexicano, legisladores, la Iglesia católica y organismos como Amnistía Internacional y otras organizaciones condenaron el ataque contra el joven mexicano, al calificarlo de abuso de fuerza, y exigieron a las autoridades estadunidenses una exhaustiva investigación.
En respuesta, la Border respaldó “las acciones de los agentes que hicieron su deber”, pues fueron asaltados “en la frontera entre México y Estados Unidos por varios individuos armados con piedras y ellos fueron forzados a defenderse a sí mismos y a sus compañeros”.
Confió en que con la investigación del caso se “justifiquen esas acciones”, porque a sus agentes “no se les entrena ni se les paga para soportar ataques violentos sin la capacidad de defenderse”.
“Las piedras son armas y constituyen fuerza letal. Si un agente se enfrenta a fuerza mortal, ellos van a responder de la misma forma. Ningún agente quiere disparar a otro ser humano, pero cuando un agente es asaltado y teme por su vida, entonces su mano se ve forzada” a disparar, subrayó.
“Si bien la pérdida de la vida de este adolescente es lamentable, se debe únicamente a su decisión de levantar una piedra y asaltar a un agente de la Patrulla Fronteriza”, señaló en un comunicado el sindicato nacional de esa corporación, que agrupa a 17 mil de los 20 mil agentes de la Border Patrol.
La víspera, el gobierno mexicano, legisladores, la Iglesia católica y organismos como Amnistía Internacional y otras organizaciones condenaron el ataque contra el joven mexicano, al calificarlo de abuso de fuerza, y exigieron a las autoridades estadunidenses una exhaustiva investigación.
En respuesta, la Border respaldó “las acciones de los agentes que hicieron su deber”, pues fueron asaltados “en la frontera entre México y Estados Unidos por varios individuos armados con piedras y ellos fueron forzados a defenderse a sí mismos y a sus compañeros”.
Confió en que con la investigación del caso se “justifiquen esas acciones”, porque a sus agentes “no se les entrena ni se les paga para soportar ataques violentos sin la capacidad de defenderse”.
“Las piedras son armas y constituyen fuerza letal. Si un agente se enfrenta a fuerza mortal, ellos van a responder de la misma forma. Ningún agente quiere disparar a otro ser humano, pero cuando un agente es asaltado y teme por su vida, entonces su mano se ve forzada” a disparar, subrayó.
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